martes, 17 de marzo de 2009

Porque no es un servicio... LA EDUCACIÓN PÚBLICA NO TIENE PRECIO


En materia de educación las miradas políticas son complejas, ya que se ponen en juego las ideologías atravesadas por los imaginarios sociales e influidas por los medios de comunicación que manipulan la información de los hechos escolares a su antojo y desconocimiento. En este sentido, cabe señalar la “decepción” causada por las gestiones de los diferentes Ministros de Educación nacionales o provinciales, que como intelectuales han aportado una nutrida bibliografía acerca de las políticas educativas, pero a la hora de implementarlas terminaron siendo funcionales (o aún lo son) a intereses mezquinos o a políticas represivas. Además de sostener sin lugar a reformas, aunque sea, el sistema burocrático y verticalista de obediencia institucional.
En la provincia los discursos en materia educativa se centran alrededor del alumno, que adquiere categoría de víctima cuando los docentes reclaman por mejores condiciones laborales, mantenimiento de infraestructura, capacitaciones en servicio, incremento salarial, entre otras cuestiones. Los remanidos 180 días de clase que a raja tablas deben completarse son el argumento político que solamente apela a cantidad y bandera de guerra mediática y sólo sirve para clamar el castigo a la supuesta insurgencia docente, ya que la real garantía de la educación, que por ley es universal, la debe ejercer el Estado posibilitando, entre muchas otras cosas, que el pibe pueda ESTAR EN la escuela.
En la Capital la resistencia docente se enfrenta al bastón neoliberal del macrismo. “Los docentes se resisten a los cambios que queremos realizar” dijo Macri en conferencia de prensa luego de la represión policial a los maestros. ¡Y en buena hora que se resistan! Porque ningún cambio propuesto sin la participación de los trabajadores va a ser bueno para las mayorías, o sea los docentes y alumnos de las escuelas públicas. Y bajo la mirada del discurso mediático, en contradicción con la provincia, ya no rotula a los alumnos capitalinos como víctimas sino que los demoniza por esa “temeraria osadía” que interrumpe la normal circulación vehicular para reclamar por: mejoras edilicias, por becas, por la permanencia de algún establecimiento…
Mientras, Macri desbarata a la educación pública capitalina con salarios atrasados y empobrecidos, becas denegadas, comedores escolares tercerizados y precarizados, y edificios sin mantenimiento necesario; ese manejo empresarial que impone a la educación como un servicio para el que no posee presupuesto, ya que fue destinado para los subsidios del Estado a las escuelas privadas. Esto es un claro ejemplo de lo que serían las escuelas municipalizadas, concepto al que resistieron los trabajadores docentes durante la década pasada junto a la Ley Federal que la promulgaba.
La educación pública es una necesidad social por ser la oportunidad de los niños de las clases más empobrecidas como posibilitadora de ese encuentro colectivo con el conocimiento, la formación y la herramienta política capaz de proyectarnos como sociedad en la transmisión cultural, popular y democrática. Construyamos un municipio que no excluya a ningún niño ni adolescente de su educación, pensemos un estado municipal garantizador de ello, trabajando para el acceso y permanencia en las instituciones educativas. Para ello debemos trabajar en UNIDAD con los vecinos puntaindienses.