jueves, 21 de mayo de 2009

¿QUIEN SINO NOSOTROS MISMOS VA A HACER ALGO POR NOSOTROS?


Rtte: Martinika Aranguren

Por causa de buenos proyectos políticos mal aplicados o malos proyectos políticos bien aplicados, parece que nos olvidamos que pertenecemos a una sociedad en la que nos cuesta convivir, por no darnos cuenta que somos parte de un tejido social que está muy deteriorado.
En consecuencia, cada problema o solución termina afectando o beneficiando, en cierta medida, a los pequeños pueblos como los de nuestro distrito. Localidades cuyo principal sustento social son las instituciones, columna vertebral que sostiene una estructura comunitaria que sobrevive en momentos buenos como en momentos de crisis, que siempre están, como pueden, con lo que pueden, pero están.
Por la existencia de las instituciones (como las cooperativas de la zona), tenemos agua potable, luz y en las unidades sanitarias, por ejemplo, están las cooperadoras que las defienden y atienden en algunas necesidades básicas, por ello tengo la certeza de que, gracias a Dios, hay un sector de nuestra sociedad que entiende que aparte de vivir también convivimos.
Obviamente que, por la escasa experiencia de haber participado en algunas instituciones, me da la certeza de que hay otro sector que aprovecha el trabajo de las mismas para hacer “política berreta” sin ningún sacrificio. Y por último y no menos importante, queda mencionar a aquellos que viven un “poquito mejor” porque no se dan cuenta de lo que pasa, o bien, no se quieren dar cuenta.
Quizás siempre vivimos en pueblos donde pensábamos que las cosas no iban a llegar, pero a nuestro distrito le tocó enfrentar la cruda realidad: primero llegó la desocupación generando una gran mirada individualista, y como en todos lados, la inseguridad. Esto lo vemos quienes ambicionamos una vida mejor, los que queremos un verdadero cambio sociocultural que nos permita pensar, debatir y proyectar una comunidad donde la educación junto con el trabajo, sean pilares fundamentales del crecimiento. Porque no necesariamente apostamos como única salida a una industria que nos asegure un bienestar económico, también la educación y el trabajo porque pienso en un país donde la inclusión social sea parte de la realidad, aunque no es lo que hoy nos pasa. Sostengo firmemente que el Estado es el principal responsable de esta situación, pero también lo somos los ciudadanos que aparte de tener derechos, tenemos responsabilidades. Es entonces cuando me hago ciertos planteos: ¿por qué en el 2009, en pueblos que no sufren pobreza extrema, hay un porcentaje de jóvenes que no saben leer y escribir correctamente, o peor aún, no saben conversar?, sería muy simple pensar en las fallas del sistema educativo, que sin dudas las tiene y no es casual, pero, ¿nos cuestionamos si como ciudadanos hacemos algún aporte para defender la educación de nuestros hijos? ¿O nos da lo mismo que estudien, se formen o estén gran parte de su tiempo haciendo nada?
Desde estos generalizados cuestio- namientos, pienso que nadie va a hacer nada por nosotros, si no lo hacemos nosotros mismos. Digo nosotros porque aludo a los que convivimos el día a día, con problemas e inquietudes, a quienes tenemos la responsabilidad de comprometernos, participar, opinar, aprender, intentar, para dejar de conformarnos con lo que hay y obtener algo mejor o por lo menos hacer que nuestras vidas sean un poco mas fáciles.
Es muy difícil entendernos como sociedad, honestamente, no me hago estas preguntas por el sólo cuestionamiento, realmente me parece una situación muy preocupante que algunos padecen, otros la ven y otros lamentablemente se aprovechan para hacer y deshacer a su antojo privándonos de construir un futuro del que seamos dignos de haberlo forjado.
Un futuro planificado para que los jóvenes podamos elegir, si nos vamos o nos quedamos, y no decidir irnos porque no nos queda otra. Pero realmente este mensaje alarmante, anticipador o como quieran entenderlo ¿podría generar un espacio de reflexión sobre lo que somos como ciudadanos? Pienso que es el momento indicado para comprender dónde estamos parados y replantearnos para decidir hacia dónde queremos ir. Obviamente no es tarea fácil. Tomar decisiones implica comprometernos con nosotros mismos, con nuestros ideales y principios y por supuesto con quienes convivimos, los cuales necesitan de nosotros como nosotros necesitamos de ellos.
Somos un distrito joven, y nunca es tarde para admitir nuestros errores, dejar el individualismo y empezar a reflejarnos con la solidaridad, pensándola como un valor que hace al trabajo de y para todos, conduciendo esta realidad a un futuro donde nos miremos todos a los ojos y se refleje en nuestra mirada la bandera de Punta Indio.

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