
En plena época de sequía y cuando el conflicto del campo se debatía de manera mediática entre el Gobierno y la Mesa de Enlace en una retórica sin salida, un puñado de pequeños y medianos productores de la zona encabezados por Hugo Bacci (Álvarez Jonte), Jorge Lopumo (Verónica), Oscar Lazarte y Julio Ratti (Colonia), estos tres últimos pertenecientes a la Corriente de Unidad Social y Política 6 de
Diciembre, conformaron la entidad de hecho: Productores Agropecuarios en Emergencia de Punta Indio (P.A.E.P.I) y salieron a buscar soluciones concretas porque las vacas se morían, lo hicieron reclamando y haciendo valer el derecho a ser escuchados por los distintos estamentos del Estado, que tiene el deber y la obligación de representar y velar por los intereses de cada uno de los ciudadanos argentinos.
Luego de interminables gestiones, reuniones, viajes, discusiones, retrocesos y avances, lograron incorporar la figura del Monotributo Social. Concluyendo con la llegada de los camiones con maíz a Punta Indio para todo aquel pequeño productor de
uno (1) a cincuenta (50) cabezas de ganado.
El martes 14, viernes 17 y jueves 23 de abril llegaron más de 150 toneladas de maíz, y corresponde, por cada pequeño productor, de 16 a 270 bolsas. El mismo se depositó en los galpones de la ex empresa LUDA cedida solidariamente por el Sr. Gurisan (hecho
posible por gestión del productor granjero Andrés Carasale).
El sábado 25 de abril se llevó a cabo una Asamblea de productores para determinar la forma de embolsar la comida y repartirla de manera equitativa y transparente. Se expuso, entre otros puntos de acuerdo, que hace falta que el Estado instrumente
planes y medidas de emergencia para aplicarse en casos como éste, el de la peor sequía de la historia. El maíz llegó a granel y se embolsó de forma manual generando trabajo temporal a personas de la zona, “con esto queremos decir que las máquinas pueden descansar tranquilas en el frío de los galpones pero las personas no, porque
tienen familia y necesitan ganarse la plata para darle de comer a los hijos” explicaron los pequeños productores; demostrando un avance organizativo, una lección
de lucha donde se hizo valer el derecho ciudadano y la dignidad, más allá de las mezquindades políticas y sectoriales de cualquier signo que hacen perder de vista
las imperiosas necesidades del auténtico productor de alimentos.
Esta ardua gestión, que si bien demoró en la respuesta y parcializó la demanda, marca el camino de la UNIDAD con organización y lucha, sin comprometerse ni arrodillarse ante los administradores de un ESTADO que no es ni más ni menos,
que de toda la ciudadanía.
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