Reciclar la basura es preservar el tesoro subterráneo del agua,
también es generar empleo y hacer docencia.
Uno de los puntos del acuerdo compromiso consignaba, “se propiciarán acciones conservacionistas del suelo y del medio ambiente, preservando la ecología, mediante la ejecución de un proyecto integral de protección natural compatible con otras explotaciones alternativas, estimuladas y formuladas por el Estado, de manera tal de cumplir el objetivo equilibrante entre la naturaleza y el medio de vida, como sustento económico productivo”.
Desde la Corriente 6D entendemos el medioambiente como un espacio dinámico que se encuentra en constante cambio por la acción de la naturaleza y también por la acción del hombre, quien modifica permanentemente las variables ambientales y no siempre lo hace con efectos positivos. El signo del modo de producción capitalista es, justamente, y cada vez más, la utilización indiscriminada de los recursos naturales y la transformación de los mismos en productos vendibles, sin importar demasiado los residuos o desechos generados en ese proceso.
Por otra parte la misma matriz del sistema exige el sostenimiento del consumo. El signo de esta premisa es lo descartable en forma de envases, pañales, bolsas, etc. Y a esto hay que sumarle la presión social de la población de los países centrales que hace que cada vez más las industrias contaminantes sean trasladadas a los países de la periferia.
Lo que hoy acecha a nuestro distrito son los residuos del CEAMSE, el negocio de la basura que el Estado terceriza sin criterio comunitario ni político, sólo económico y de mercado. Y participar del Consorcio significa abrir las puertas de nuestra geografía a los “rellenos sanitarios” de las grandes ciudades como La Plata. Si queremos ser un municipio ecológico debemos establecer el tratamiento integral de los residuos sólidos urbanos, partiendo desde el concepto inicial de minimización de los mismos (reducción), su aprovechamiento (reutilización) y su conversión en materia útil (reciclado), favoreciendo el empleo de materiales amigables con el medioambiente y el reemplazo de aquellos no biodegradables. Priorizando en este ámbito el concepto de “Costo Ambiental a futuro”.
Desde hace dos años la gestión actual se quedó en el amague, cuando debería ser su política de Estado, pero como “la construcción de la Planta de tratados local no está entre las prioridades de gobierno”, lo cual nos deja sin muchas opciones comunales.( Ver La Palabra N°1)
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